Los dientes sanos se fijan firmemente a las encías gracias a las numerosas fibras gingivales que los conectan a estas. La encía, por su parte, alberga fibroblastos, las células que hacen posible la formación del tejido conjuntivo.
Ahora, un grupo de científicos de la Universidad de Tohoku (Japón) ha descubierto que la rigidez de la encía influye en las propiedades de los fibroblastos gingivales. Si la encía es blanda, existirán más posibilidades de que se produzca una inflamación y, por tanto, se dificulte la formación de fibras gingivales, provocando la recesión gingival.
En este estudio, publicado en la revista Scientific Reports, el profesor asociado de la Facultad de Odontología de la Universidad de Tohoku, Masahiro Yamada, afirma que «la encía blanda provoca inflamación y dificulta el desarrollo de las fibras gingivales».
Hemos descubierto que la encía blanda provoca inflamación y dificulta el desarrollo de las fibras gingivales.
Hay muchos factores que pueden provocar una recesión gingival, como la periodontitis, el cepillado excesivo y el tabaco. No obstante, esta es la primera vez que se relaciona con reacciones biológicas.
«Nuestra investigación es la primera que relaciona los mecanismos biológicos con las propiedades gingivales del paciente», añade Yamada. «Se espera que los resultados aceleren el desarrollo de biomateriales que controlen la inflamación local o de microdispositivos que simulen el microentorno de las afecciones inflamatorias».
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores crearon un entorno de cultivo artificial que simulaba una encía blanda o dura y cultivaron fibroblastos gingivales humanos en él.
Gracias a esto, descubrieron que la rigidez simulada de la encía dura activaba un sistema antiinflamatorio intracelular en los fibroblastos gingivales, mientras que la rigidez simulada en la encía blanda suprimía ese sistema antiinflamatorio, dando lugar a una menor síntesis de colágeno y, en consecuencia, a una mayor tendencia a la recesión gingival.
¿Cuáles son los retos de la recesión gingival?
La recesión gingival presenta dos grandes desafíos: la zona descubierta se convierte en un nido para las bacterias responsables de provocar caries, periodontitis u otras enfermedades bucodentales, y que, una vez la recesión ha empezado, es difícil predecir cuánto y a qué nivel avanzará.
Sally Cram, Doctora en Cirugía Oral y periodoncista, afirma que lo primero que debemos hacer ante una recesión gingival es preguntarnos cuál es su origen. De esta forma, tendremos un punto de partida con el que dirigirnos a la solución más adecuada para nuestro caso.
«Tratar la recesión de las encías sin conocer su causa puede hacer que el resultado sea infructuoso», dice Cram, portavoz nacional de la Asociación Dental Americana. Y es que, no es lo mismo tratar una recesión por mal cepillado que por periodontitis.
El método actual más común para tratar la recesión gingival es el injerto, que ahora mismo es un procedimiento mucho más cómodo y predecible que antaño. «La tasa de éxito ha mejorado muchísimo; supera el 90-95 %», señala Cram.
Las técnicas anteriores cortaban tejido del paladar y lo suturaban alrededor de los dientes, resultando en una herida dolorosa y de lenta cicatrización.
Ahora, el procedimiento consiste en levantar un colgajo de piel en el paladar, retirar el tejido bajo el colgajo y suturarlo a la zona que rodea la raíz expuesta. A continuación, se sutura la bolsa para evitar una herida abierta.