La cavidad bucal es la puerta de entrada al organismo de bacterias y virus responsables de diferentes enfermedades, tanto orales como sistémicas, que pueden influir en el bienestar general de las personas.
Por tanto, utilizar todas las herramientas de las que dispongamos para mantener una higiene bucal adecuada es esencial para reducir al mínimo la supervivencia de estos organismos y su posible propagación. Una de estas herramientas es el cepillo dental.
A pesar de que existen pautas preventivas que todos conocemos para evitar infecciones derivadas de estos cepillos dentales (como, por ejemplo, cambiarlos cada tres o cuatro meses), lo cierto es que no se ha investigado sobre un método de desinfección que elimine, o reduzca considerablemente, esa capacidad infecciosa.
Muestra para el estudio: 160 sujetos, cuatro tipos de desinfectante
En busca de ese método de reducción del riesgo de transmisión microbiana a través del cepillado, el estudio, desarrollado en Nizamabad (India), sometió las muestras de 160 sujetos a diferentes desinfectantes para comprobar cuál actuaba con más eficacia en la eliminación de microrganismos.
Los participantes fueron divididos en cuatro grupos en base al desinfectante con el que se desinfectó su muestra:
- Grupo I: tratados con gluconato de clorhexidina al 0,2 %.
- Grupo II: tratados con una importante marca de higiene bucal.
- Grupo III: tratados con otra importante marca de higiene bucal.
- Grupo IV: tratados con agua corriente.
A todos los sujetos se les proporcionó un cepillo de dientes y dentífrico, así como unas instrucciones concretas a seguir en su higiene bucal. Tras un mes, se recogieron todos los cepillos para el posterior análisis microbiano de las muestras.
Procedimiento del estudio para reducir la capacidad infecciosa de los cepillos dentales
El primer paso de la investigación tras la recogida de muestras fue sumergir las cerdas, durante una hora, en tubos de ensayo con 5 mililitros de solución salina, tras lo cual fueron sometidas a diferentes cultivos en agar (Müller-Hinton, MacConkey y Mitis Salivarius).
Tras el último cultivo, se procedió a desinfectar cada cepillo sumergiéndolo en uno de los cuatro desinfectantes elegidos para el estudio durante una hora, tras la cual, se colocaron en 5 mililitros de caldo neutralizador.
A continuación, fueron las muestras del caldo neutralizador las que se cultivaron para evaluar la eficacia de cada uno de los desinfectantes.
Los resultados del estudio: ¿existe el desinfectante microbiano perfecto?
Antes de la desinfección del cepillo, y tras el mes de uso, se observó un crecimiento considerable de bacterias aeróbicas en las muestras de los cuatro grupos.
Grupo I | Grupo II | Grupo III | Grupo IV |
91,6 % | 75,84 % | 75 % | 81,67 % |
El porcentaje corresponde a la presencia de bacterias antes de la desinfección.
Tras sumergir los cepillos de dientes en el desinfectante durante una hora, se produjo una reducción significativa del crecimiento bacteriano, tras la cual hubo un nuevo crecimiento de bacterias aeróbicas en los grupos I, II y III.
Grupo I | Grupo II | Grupo III | Grupo IV |
34,17 % | 30,84 % | 24,17 % | 74,17 % |
El porcentaje corresponde a la presencia de bacterias inmediatamente después de la desinfección.
Los organismos aislados más presentes en cada grupo fueron:
- Grupo I: Micrococcus y la Escherichia coli (25,83 % y 20 %, respectivamente).
- Grupo II: E. coli (17,5 %).
- Grupo III: Klebsiella (17,5 %).
- Grupo IV: Klebsiella (22,5 %).
Conclusiones del estudio
La contaminación de los cepillos dentales es una consecuencia inevitable del uso diario al que están sometidos, razón por la que rutinas como el aclarado y el secado parecen ser un buen método, aunque no infalible, para reducir los microbios presentes.
En base a los resultados del estudio, podemos concluir que los agentes más eficaces para esa reducción fueron las dos marcas de higiene bucal, con una presencia bacteriana del 24,17 % y 30,38 % cada una, seguidas por el gluconato de clorhexidina al 0,2 % (34,17 %). El agua del grifo resultó ineficaz (presencia bacteriana del 74,17%).
Esta conclusión está respaldada por estudios previos, como los de Joy et al., Mehta et al. o Caudry et al., que también investigaron esta contaminación microbiana y probaron varios desinfectantes contra ella, llegando a la conclusión de que, a pesar de reducir significativamente el crecimiento bacteriano, las bacterias aeróbicas seguían presentes tras la desinfección.