Aunque pudiera resultar sorprendente, varios estudios demuestran que existe una clara relación entre la salud mental y la salud bucodental.

Esta correlación entre ambas se debe, en términos generales, a que nuestra salud mental afecta directamente a nuestra forma de vida, y por lo tanto también a cómo nos cuidamos y a cómo cuidamos nuestros dientes.

Pero como recoge Gaceta Dental en su artículo, la salud bucodental tiene unas afecciones específicas y directas en función del trastorno mental que sufra el paciente, una información clave para poder comprender mejor sus necesidades concretas.

¿Cómo puede afectar la depresión a nuestros dientes? Una persona deprimida es una persona baja de ánimos que tiende a descuidar muchas cosas, entre ellas su higiene, tanto general como dental.

Además, este estado de ánimo suele orientar a la persona hacia una dieta alta en azúcares lo que puede agravar la aparición de caries.

Por otra parte, según un estudio publicado en Fundación Dialnet (Universidad de La Rioja), algunos medicamentos empleados para tratar la depresión pueden aumentar la incidencia de problemas dentales e incluso provocar alteraciones en los sabores y mal aliento, lo que incidirá más en el estado de ánimo depresivo.

 

Según el mismo estudio, “la ansiedad provoca además disminución del flujo salival, enfermedad periodontal avanzada y disestesia oral”. La saliva es uno de los principales protectores naturales de nuestra boca. No sólo facilita la labor de la masticación, sino que protege el esmalte dental por lo que la baja generación de saliva aumenta el riesgo de caries y otras enfermedades.

Además, la ansiedad puede ser un desencadenante de bruxismo, que conlleva el desgaste del esmalte, dolor mandibular, alteraciones de la articulación temporomandibular y cefalea.

 

El daño dental provocado por la bulimia se debe fundamentalmente a los vómitos continuos que sufre el paciente y cuyos ácidos terminan dañando seriamente el esmalte que protege a los dientes, haciendo que estos se vayan debilitando y tengan más riesgo de rotura.

Por otra parte, en casos de anorexia, la malnutrición severa puede derivar en osteoporosis que tiene como consecuencia la debilitación de los huesos. Como consecuencia, el maxilar puede sufrir movilidad dental y provocar la caída de los dientes.

Como hemos visto, el descuido que los pacientes de enfermedades mentales suelen tener sobre su higiene y salud general, así como los efectos secundarios provocados por algunas de las medicaciones que deben tomar, hace que su salud mental incida de forma muy directa sobre su salud bucodental. Una situación que no debemos perder de vista si queremos ofrecer un buen tratamiento a nuestros pacientes con trastornos mentales.

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